Como dijo el poeta
latino Juvenal en el siglo I d.c: ¿Qui custodiet iposo
custodes? Y es que muchos de los temas que hoy nos
preocupan ya fueron planteados por la cultura clásica hace dos milenios.
A Juvenal también se le
atribuye otra frase "Panem et circenses". Pan y circo era lo que en el
siglo II quería el pueblo romano despolitizado de la Época Imperial. Muy
parecido a ahora, cambiando el circo por fútbol...
¿Quién vigila a los
vigilantes? Los watchmen, en inglés. Se deben establecer mecanismos
de control que garanticen que la Administración (los vigilantes) no
cometan desmanes y abusos de su autoridad.
Los suecos fueron los
primeros en la época contemporánea en establecer una figura que se
encargaba precisamente de defender los intereses de los ciudadanos frente
al Estado desde una posición independiente (y eso, es lo fundamental): el ombudsman;
del sueco ombud representante, agente y man, hombre; es
decir, el agente o representante de los hombres frente al Estado.
Los romanos, prácticos
y desconfiados, fragmentaron el poder y crearon el triunvirato: que
se vigilen entre ellos, basándose en la desconfianza de los ladrones que
todos se creen que son de su condición. El primer triunvirato acabó
como sabemos muy mal; claro que estuvo formado por hombres extraordinarios
y seguramente incompatibles entre si: Pompeyo, Craso y Julio César.
Otro caso de vigilantes han
sido el de los comisarios políticos, oficiales destinados a un regimiento
para vigilar que la tropa y oficialía se mantenía fiel a la revolución
política. Este cargo se instituyo durante la revolución francesa, pero
donde realmente triunfó fue durante la revolución soviética. La principal
función del comisario político era conseguir ser más temidos que el
propio enemigo. Normalmente tenían la fe del carbonero en
su revolución, eran los encargados de mantener el ritmo para que no se
parase el proceso.